viernes, 27 de marzo de 2009

Entrevista de LPG a Mauricio Funes, vía correo electrónico desde Brasil

“Se debe ampliar el margen fiscal para enfrentar la crisis”



Vía correo electrónico desde Brasil, Funes habla de la crisis económica y los retos que esta le plantea: reacomodar algunas de sus ofertas, buscar una alianza con los empresarios y financiamiento externo. También afirma que su gabinete no se hará con “sesgo ideológico”.
Escrito por Héctor Silva Ávalos

“Plantearé una alianza estratégica entre el sector privado y el sector público
destinada a mejorar la recaudación, utilizar mejor las escasos recursos públicos
y repartir los costos de la crisis de manera equitativa.”

“La campaña
terminó, los empresarios ya no tienen necesidad de cohesionarse en torno al
proyecto de ARENA.”

“Las misiones de la institución armada en el país están
definidas por la Constitución y yo no seré quien pase por encima del texto
constitucional.”

“La unidad solo se puede construir si desde la integración
misma del gabinete se envían señales claras de concertación y de entendimiento
con otras fuerzas políticas y sociales del país.



La agenda inicial de Mauricio Funes, presidente electo de la República, está enfocada en conseguir fondos extras para que El Salvador pueda financiar planes de contingencia para hacer frente a la crisis. Funes revela, en esta conversación, que viajará a Washington en mayo próximo para plantear a organismos multilaterales —el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial— la posibilidad de que El Salvador obtenga “recursos externos adicionales”. Por ahora, de su gira brasileña, Funes trae conversaciones adelantadas con el presidente Luiz Inácio “Lula” Da Silva para negociar un crédito con el Banco Nacional de Desarrollo Social (BNDES) destinado a la construcción de infraestructura social y de apoyo a las actividades productivas. La ampliación de la deuda ya había sido planteada como política pública por Funes y su principal asesor económico, Alex Segovia, en el Foro Político de LA PRENSA GRÁFICA el 21 de enero pasado.

Los bemoles de la crisis y el precario estado en que recibirá las finanzas estatales, asegura el presidente electo, determinarán los tiempos y las formas de ejecución de las promesas que hizo en la campaña que lo llevó a la presidencia. Y para atender el tema fiscal y financiero, que al decir de un buen número de analistas locales e internacionales perfilará con mucha fuerza los primeros compases de su gobierno, Funes buscará de entrada el entendimiento con el sector privado salvadoreño: después de Semana Santa se reunirá con ex presidentes de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y con “importantes empresarios” para buscar una “alianza estratégica” que permita repartir los costos de la crisis de manera equitativa.
Otra revelación que Funes hace en esta entrevista, realizada a través de un cuestionario que el nuevo mandatario respondió desde Brasil, es que él cree conveniente, para El Salvador, que su gobierno abra relaciones diplomáticas con Cuba y que ensanche las existentes con Venezuela, aunque aclara que las relaciones internacionales históricas de su partido no marcarán las de su gestión.

Las respuestas del presidente electo pasan, además, por las primeras señales políticas que ha recibido de importantes empresarios salvadoreños, de gobiernos extranjeros como Estados Unidos y Venezuela, así como de su propio partido.

Sobre el gabinete, una decisión que según embajadas acreditadas en el país consultadas por este periódico constituirá la primera señal política de peso de Funes, el presidente electo reitera que no se construirá basándose en cuotas partidarias. Sobre el punto se puede leer un matiz importante en sus palabras: las señales serán hacia fuera, no hacia adentro del FMLN: “El signo fundamental de mi gobierno será la unidad y esta solo se puede construir si, desde la integración misma del gabinete, se envían señales claras de concertación y de entendimiento con otras fuerzas políticas y sociales del país”.

Varios empresarios que durante la campaña mostraron abierta reticencia a su candidatura y partido, como Roberto Murray Meza y Francisco Calleja, han dicho en nuestro medio que le toman la palabra y que ven en usted un presidente que apelará a la moderación política para gobernar. ¿Cuál es su primera lectura de ese cambio de posición?

Los empresarios aludidos están respondiendo en forma pragmática a la coyuntura poselectoral. La campaña terminó y, por tanto, ya no tienen necesidad de cohesionarse en torno al proyecto de ARENA. Mi posición no ha variado ahora que soy presidente electo. Siempre sostuve que el cambio que el país necesita no debe ser interpretado como un salto al vacío y menos como una ruptura con el sistema económico, basado en la existencia de la propiedad privada y en la defensa de la libre competencia. Mi horizonte estará marcado por la Constitución de la República y, por tanto, por la garantía de la existencia y defensa de las libertades fundamentales que el texto constitucional consigna. El temor que algunos empresarios expresaron durante la campaña tenía una motivación más ideológica que política. Ahora que los resultados me colocan como presidente electo, espero de ellos una decisión y voluntad firme de que trabajaremos juntos para alcanzar una sociedad justa y solidaria y una economía dinámica y competitiva. Eso solo lo podemos lograr si construimos los entendimientos necesarios y empujamos juntos las transformaciones que el país necesita.

¿Cómo avanzan sus conversaciones con el sector privado? ¿Ha habido ya acercamientos con algunos de los empresarios más importantes del país? ¿Con las gremiales? ¿Qué actitud espera usted de los empresarios?
Hubo acercamientos con empresarios antes de las elecciones y por supuesto que estos encuentros tienen que continuar ahora. No puede ser de otra forma. Antes de viajar a Brasil envié una carta dirigida a la ANEP para solicitarle una reunión a mi regreso al país. La respuesta ha sido positiva y solo espero coordinar con los dirigentes gremiales una cita de trabajo en la que aspiro a construir un diálogo franco y sincero. Pedí que en esa reunión estuvieran los ex presidentes de la ANEP y algunos importantes empresarios cuya contribución a la generación de empleo es determinante. La reunión será después de Semana Santa.

Puede resumir las principales líneas que planteará a los empresarios privados en los temas de finanzas públicas, recaudación fiscal y las primeras medidas anticrisis.
Les ratificaré mis compromisos relacionados con la necesidad de elaborar una política de Estado en el área fiscal, que nos permita movilizar recursos internos y externos y dedicarlos al área social, a la ampliación y el mejoramiento de la infraestructura económica y social de apoyo a las actividades productivas y al mejoramiento de la seguridad. Les reafirmaré mi convicción de que la mejor manera de elevar los ingresos tributarios no es aumentando impuestos, sino mediante el combate a la evasión, la elusión, el contrabando y la corrupción, y que seré celoso en el manejo responsable y transparente del gasto público. Con respecto a las medidas anticrisis, mi mensaje será que busquemos acuerdos nacionales y sectoriales que permitan la reactivación económica, la recuperación de los empleos perdidos y el mantenimiento de los actuales, además de acuerdos que protejan a las familias pobres. En suma, les plantearé que establezcamos una alianza estratégica entre el sector privado y el sector público destinada a mejorar la recaudación, utilizar mejor las escasos recursos públicos y repartir los costos de la crisis de manera equitativa, protegiendo más a los que más lo necesitan.

Su principal asesor económico dijo en el Foro Político de LPG, en enero de este año, que ampliar la deuda externa será uno de los principales recursos para reestructurar el déficit fiscal. ¿Eso sigue en pie? ¿Ha habido pláticas con los organismos financieros internacionales tras resultar usted electo?

Para enfrentar la crisis el país necesita urgentemente ampliar los márgenes de maniobra en el campo fiscal. Una de las alternativas para lograrlo es obtener recursos externos adicionales y dedicarlos a los programas prioritarios, sobre todo a los de carácter social y de apoyo a las actividades productivas. Por ello hemos comenzado a platicar con la comunidad internacional y con la banca multilateral sobre el tema. Los primeros días de mayo viajaré a Washington para asistir a la reunión conjunta de gobernadores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Aprovecharé el encuentro para explorar las posibilidades de que el país obtenga recursos externos adicionales. Además, ya inicié pláticas con gobiernos amigos, como el de Brasil. En reunión con el presidente Lula y algunos miembros de su gabinete hemos acordado negociar un crédito con el Banco Nacional de Desarrollo Social (BNDES) para la construcción de infraestructura social y de apoyo a las actividades productivas. Enviaré más adelante a uno de mis asesores para ultimar detalles.

En la recta final de su campaña usted ofreció programas como Fábrica de Empleos, añadir $50 a las pensiones y financiar los útiles a los estudiantes. ¿Ve eso posible dado el reconocimiento que hace el actual Ejecutivo de la mala situación de las finanzas públicas?
Como declaré a otro medio recientemente, las restricciones fiscales sin duda incidirán en los tiempos y en la forma de implementación de las principales promesas de campaña, pero no impedirán que las cumplamos, sobre todo aquellas relacionadas con mejorar la calidad de vida de las familias más pobres y marginadas. Esto es así porque el cumplimiento de las promesas no solo es una cuestión de recursos, sino principalmente de voluntad política, y yo tengo la voluntad requerida para cumplir lo prometido. Por muy grave que sea la situación de las finanzas públicas, siempre es posible utilizar los pocos recursos disponibles para financiar las principales promesas de campaña, como las que menciona.

El actual secretario técnico de la presidencia nos ha dicho que será muy difícil mantener los subsidios tal como están planteados. ¿Ha pensado usted qué hará al respecto? ¿Contempla eliminarlos o replantearlos?
Los subsidios constituyen un instrumento redistributivo importante que debe mantenerse, sobre todo en una sociedad donde existe tanta pobreza y desigualdad como la salvadoreña. Lo que hay que hacer es racionalizarlos, focalizarlos y transparentarlos de tal manera que beneficien a quien realmente los necesita y que la sociedad sepa cuánto gasta en dicha política y quiénes son los que se benefician con ella. Por eso que he dado instrucciones al equipo de gobierno encargado del área económica para que me presente cuanto antes propuestas dirigidas a racionalizar y focalizar los subsidios, que sean viables fiscalmente. Afortunadamente, existe un consenso amplio sobre la necesidad de avanzar en estas líneas de acción, por lo que espero que logremos convertir la política de subsidios en política de Estado.


“Un gabinete con sesgo ideológico iría rumbo al fracaso”

¿Ha recibido algún informe preliminar de sus equipos de trabajo? ¿En qué sentido?
Acordamos como fecha plazo para recibir el primer informe el próximo 15 de abril. Mientras tanto, cada equipo está trabajando en sus respectivas áreas. Algunos, incluso, han ampliado su integración invitando a otras personas a que formen parte de los equipos. Además hay un trabajo que no se puede despreciar, que es el que hicieron las diferentes mesas integrantes del Diálogo Social Abierto.

Además, a todos los integrantes del equipo de gobierno les he pedido que no comprometan con sus declaraciones al nuevo gobierno. Las posiciones expresadas por ellos a los medios de prensa son opiniones personales y sus aportes en los equipos de trabajo son justamente eso: propuestas de medidas de gobierno que deberé evaluar y tomar decisión sobre ellas. De la misma manera como la posición del nuevo gobierno sobre el tema de la deuda externa no es la adelantada por Gerson Martínez, cuyas opiniones dicho sea de paso me merecen respeto, tampoco mi visión sobre el involucramiento de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública es la expresada por el coronel David Munguía Payés recientemente. Yo no estoy de acuerdo, para el caso, que por el hecho de que la Policía haya sido rebasada por el narcotráfico deba trasladarse esa responsabilidad a la Fuerza Armada. Las misiones de la institución armada en el país están definidas por la Constitución y yo no seré quien pase por encima del texto constitucional.

Empresarios locales y actores internacionales ven en la nominación de su gabinete una importantísima señal política que puede marcar algunos de los rasgos fundamentales de su gobierno, ¿lo considera así?
Mi gabinete estará definido por la pluralidad y la idoneidad. Como ya lo he anticipado en otras ocasiones, escogeré a los mejores ciudadanos, quienes deberán tener una trayectoria profesional intachable, vocación de servicio público y sobre todo, un firme compromiso con los cambios que el país demanda. No habrá cuotas partidarias ni pago de lealtades. El signo fundamental de mi gobierno será la unidad y esta solo se puede construir si desde la integración misma del gabinete se envían señales claras de concertación y de entendimiento con otras fuerzas políticas y sociales del país.

¿Cuál es el estado de las pláticas con el partido respecto al tema gabinete?
Antes de las elecciones tuvimos algunas reuniones para analizar perfiles, y juntos llegamos al convencimiento de que el partido no debe pretender vaciarse en el gabinete. Los dirigentes del FMLN están conscientes de que el rol del partido es contribuir a la construcción de un gobierno democrático y plural y como ellos mismos lo han dicho en varias oportunidades, estarán atentos al llamado que les haga como presidente de la República. En los próximos días retomaré las reuniones con el partido para analizar de nuevo el tema.
Usted ha dicho que el partido no se vaciará en el gabinete y que la afiliación partidaria no es un requisito para ser parte de él, e incluso que incluirá profesionales de derecha en el mismo, ¿se puede esperar un gabinete con poco sesgo ideológico, más técnico?
El gabinete no puede estar marcado por el sesgo ideológico porque iría rumbo al fracaso. Yo no puedo obligar a nadie a que abandone sus principios ideológicos, pero sí puedo pedirles como presidente electo, y después ya en el ejercicio público, que no intenten sobreponer su ideología a las necesidades del país.


¿Cuáles son los principales criterios si no es la afiliación partidaria?
El rumbo estará definido por lo que haya que hacer para transformar a El Salvador en una sociedad justa y solidaria, para alcanzar mayores niveles de crecimiento y bienestar de la población. Son los intereses de la población, sobre todo de aquella que necesita una acción urgente del gobierno, los que definirán el rumbo a seguir. Pero la técnica misma no puede verse divorciada de la realidad y del compromiso político de transformarla. Un análisis técnico me podría indicar que debo recortar gasto social, pero yo no lo voy a hacer si con eso estoy afectando aún más la vulnerabilidad económica y social de amplios sectores de la población. En resumen, no será la afiliación partidaria ni tampoco solo la formación técnico-profesional lo que definirá la elección del gabinete, sino sobre todo su vocación de servicio público y su compromiso con la transformación ineludible que el país demanda.


“La relación con otros países no debe ser sinónimo de alineamiento o subordinación”

¿Cómo lee la llamada que le hizo el presidente Obama? ¿Un espaldarazo político? ¿La búsqueda de nuevas alianzas o entendimientos en una región —Centroamérica— a la que Washington puso poca atención en la administración Bush?
Más que un espaldarazo político fue una expresión de confianza y de esperanza también de que las cosas pueden ser diferentes para el pueblo salvadoreño. El presidente Lula durante su visita a Estados Unidos conversó con el presidente Obama sobre el significado de mi liderazgo para El Salvador y de la importancia de replantear las relaciones con la región centroamericana.

La llamada del presidente Obama y sobre todo, el tono de la misma, confirman el nuevo interés y visión que la administración estadounidense tendrá sobre América Latina. Durante la conversación telefónica el presidente Obama señaló los temas de la agenda hemisférica que no pasan solo por la preocupación que tradicionalmente Estados Unidos ha tenido en torno al narcotráfico y el crimen organizado, sino también sobre el crecimiento de la economía, el empleo, la pobreza y las graves desigualdades sociales que caracterizan a nuestras sociedades. Si estas serán las prioridades, podemos esperar un ciclo diferente en las relaciones con Estados Unidos.
Hay tres señales enviadas estos días que no deben pasarse por alto y que deberían poner punto final al debate que se quiso abrir durante la campaña en torno a las relaciones futuras con Estados Unidos: la llamada del presidente Obama pocas horas después de mi triunfo, la visita del subsecretario adjunto para Asuntos Hemisférico, Thomas Shannon, y la llamada de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien rubricó el interés de su Gobierno por reforzar las relaciones con el próximo Gobierno de El Salvador.

¿Ha hablado con el FMLN sobre las posiciones respecto a Venezuela y Cuba?
Una cosa son las relaciones del FMLN como partido con Cuba y Venezuela y otra las relaciones del próximo Gobierno de El Salvador con los gobiernos y pueblos de ambos países hermanos. Una no condiciona ni determina a la otra. La política exterior tiene que construirse a partir de intereses estrictamente nacionales, no a partir de afinidades ideológicas.
A nuestro país le conviene abrir relaciones diplomáticas con Cuba y reforzar las que ya tiene con Venezuela. En ningún caso, la apertura de relaciones y el estrechamiento de las existentes debe ser entendido como sinónimo de alineamiento o subordinación.
De la misma manera como exigiremos respeto a nuestra soberanía de parte de Estados Unidos también lo exigiremos de Cuba y Venezuela. Eso lo entiende bien la dirigencia del FMLN y lo comparte.

¿Ya ha pensado a quiénes invitará a su toma de posesión?
Aún no, ya que antes tengo que recibir toda la información que necesito al respecto de los actos de traspaso de mando del gobierno de Saca. Pero aspiro invitar a partidos políticos, organizaciones sociales, empresarios, a la academia, a las iglesias, tanto católica como evangélicas, a los gobernantes de países amigos, a la prensa y, sobre todo, al pueblo salvadoreño que esperó con estoicismo tantos años para ver realizada su esperanza de cambio.

Usted ha dicho que el presidente Lula es uno de los mandatarios con los que más se identifica, ¿qué significa eso en términos políticos y de cooperación?
Lo que he sostenido hasta ahora: el estilo de gestión del presidente Lula es y será un referente para mi gobierno. He seguido con atención la forma como él y su gobierno han enfrentado los principales desafíos que ha tenido que abordar su país. Brasil, bajo el gobierno de Lula, se ha convertido en una de las economías más sólidas del continente, a través de un manejo responsable de la gestión macroeconómica, pero también ha sacado de la pobreza a 23 millones de brasileños que antes de su gobierno tenían ingresos mensuales por debajo de los 300 dólares y ahora reciben entre 800 y mil dólares por mes. Ahí está un ejemplo a seguir.
Nosotros también podemos aspirar a hacer un gobierno con énfasis en lo social, con un claro compromiso con los más pobres y excluidos, pero que al mismo tiempo saque a El Salvador de la crisis en la que se encuentra, convirtiendo a la economía salvadoreña en la más dinámica y competitiva de la región. Mi visita a Brasil ha permitido no solo reforzar los lazos políticos, sino también abrir nuevas rutas para la cooperación. Como lo mencioné antes, el presidente Lula comprometió recursos del BNDES para financiar importantes proyectos de infraestructura física y social (hospitales, saneamiento básico, entre otros). Solo es cuestión de afinar detalles en los próximos días.

¿Podría enumerar los puntos sobre los que giró su visita a Brasil?
Además de buscar a mi hijo Gabriel, quien llevaba ya varias semanas con sus abuelos maternos, me reuní con el presidente Lula y algunos de sus funcionarios del área económica y social en el despacho presidencial de Sao Paulo, ubicado en la Avenida Paulista. En esa oportunidad fue que el presidente Lula comprometió su decisión de financiar algunos proyectos de infraestructura económica y social en nuestro país.
Luego, atendiendo una invitación del presidente, asistí a la inauguración de la segunda etapa del Programa “Territorios de la Ciudadanía”, en el estado de Bahía, en la región nordeste de Brasil. Este es quizás el más importante programa social del Gobierno brasileño que implica la acción conjunta del Ejecutivo, de los gobiernos de estado y de las municipalidades, y que solo en los primeros años del segundo mandato del presidente Lula ha implicado una inversión con fondos federales de más de 10 mil millones de dólares en apoyo a la producción, construcción de hospitales, escuelas, carreteras, caminos rurales, saneamiento básico, capacitación laboral, entre otros.
También me reuní con el arquitecto Joao Filgueiras Lima, experto en tecnología y construcción de infraestructura social, fundador del Centro de Tecnología de la Red Sarah, bajo cuya responsabilidad se han construido una buena cantidad de centros de salud, pasarelas urbanas, centros comunitarios e infraestructura básica de saneamiento en áreas pobres de diferentes estados de Brasil. Finalmente, cerré mi visita con un par de reuniones en Sao Paulo con empresarios brasileños interesados en invertir en El Salvador.

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